Claudia Vulliamy quería ingresar en la prestigiosa Universidad de Oxford, pero no logró hacerlo. ¿Qué hizo entonces? En vez de frustrarse con la noticia, canalizó sus sentimientos en la creación de una obra de arte. Así, esa carta que le cerraba una puerta se convertía en la llave para abrir otra.
Son muchas las historias de supuestos fracasos que se convierten en puntapiés para alcanzar triunfos. Una es la del célebre Thomas Edison, quien según sus propias palabras encontró 999 formas de cómo no hacer una bombilla. También está la de J. K. Rowling, cuyo best seller Harry Potter fue rechazado por una editorial antes de convertirse en uno de los libros más leídos de la historia. Sí, lo que empezó como algo malo terminó transformándose en algo bueno.
¿Está el ser humano preparado para no alcanzar lo que se propone de forma rápida, fácil y concreta? No, se le exige el éxito rápido y al que no lo logra se lo segrega, se lo marca como un “perdedor”. Lograr que el estigma social que reina hacia el que se equivoca no se convierta en un impedimento para seguir intentándolo es un duro desafío.
A su vez, la escuela no enseña a equivocarse, por el contrario, su sistema de calificaciones suele penalizar el error y generar una aberración hacia la equivocación. De hecho, unas de las diez cosas esenciales de la vida que no se aprenden en el colegio, según el sitio Rincón de Psicología, y seguramente deberían, es a no temer al error: “[…] en la vida real, la mayoría de los aprendizajes llegan a través del ensayo-error, debemos equivocarnos para aprender. Por tanto, los errores simplemente nos indican que estamos un paso más cerca de lograr nuestra meta, porque hemos descartado un camino”.
Juan Martín Del Potro le está enseñando al mundo que se puede resurgir de las cenizas, y eso que le costó no solo a él empezar de cero, sino además hacerlo cuando todos creían que no se iba a recuperar jamás. Esa maldita muñeca, como muchos la llamaban, consistía en su gran fracaso. Y le dio la vuelta.
Hoy, la historia de esta joven británica que quería ingresar a una universidad y trasformó una carta de rechazo en una obra de arte permite ver que aunque a veces no se alcance la meta deseada, mañana puede ser que sí.
Este relato nos enseña no sólo a apreciar lo que hizo, sino a ver claramente que tiene potencial para desarrollar otras habilidades. Otra cuestión de importancia resulta ser un posible ingreso a otra gran casa de estudios, la Universidad de Durhman.
Es importante tener presente estos ejemplos, estas historias de personas que siguieron intentándolo. Así, cada error se transforma en una nueva oportunidad, una que ni siquiera habíamos pensado. Enhorabuena.
Fuentes: Huffington Post, Rincon de Psicología, Pymes y Autonómos, Anroca.
Fuente foto: Huffington Post.
Agustina Quiroga