Las empresas contaminantes pagan para que ese dinero sea destinado a la compra de paneles solares con el fin de ayudar a los hogares más desfavorecidos.
Hasta ahora se han recaudado 14 millones de dólares a través del sistema que obliga a fábricas, centrales eléctricas, refinerías de petróleo, entre otras, a comprar créditos por cada tonelada de CO2 y gases contaminantes que emitan a la atmósfera.
Lógicamente, sabemos que el método de energía solar implica un alto costo de instalación, y que solo un porcentaje de la sociedad más enriquecida de Estados Unidos tiene la posibilidad de aplicarlo. Pero el funcionamiento del programa hace que los costos sean implicados en su totalidad por aquellas empresas que son concientes de su contaminación de CO2, y que de alguna manera, no pueden evitar al 100% la emisión de estos gases. Por ende, colaboran de esta manera.
Uno de los propósitos de ampliar esta posibilidad hacia las zonas empobrecidas, es ayudar a disminuir el costo de las facturas de energía eléctrica que deben pagar estas familias como cualquier ciudadano del estado. En consecuencia, se estima un ahorro de 400 000 dólares al año. Desde el punto de vista político, se muestran favorecidos y motivados para continuar con el programa llevado a cabo por la organización sin fines de lucro GRID Alternatives, encargada de hacer que la tecnología genere energía renovable, capacitando a las comunidades marginadas.
Un beneficio por dos. Por un lado, beneficia al ambiente, ya que energía limpia significa menores emisiones contaminantes. Por otro lado, apoya a residentes de bajos ingresos, que reciben una ayuda para las facturas de electricidad. Esto es una demostración de la aplicación de soluciones innovadoras y sustentables que educan a toda la comunidad.
Fuente: EcoInventos, SanFranciscoChronicle, GridAlternatives.