A diferencia del tradicional, el ajo negro no tiene un olor tan invasivo y mejora el sabor. Es vital para mejorar las defensas del cuerpo. Cómo consumirlo en la dieta diaria.
Este condimento es venerado por sus supuestas virtudes terapéuticas y se vende en cápsulas o pasta como complemento alimenticio o medicinal. Al ser más rico en antioxidantes que el blanco, el ajo negro permite reforzar el sistema inmune, luchar contra la hipertensión, la diabetes o el colesterol, e incluso hasta algunos tipos de cáncer.
El ajo negro proviene del ajo común. Mediante un lento proceso, este famoso condimento de la cocina asiática logró introducirse en el mercado de América del Norte y Sur. Mediante la cocción de los bulbos del ajo a bajas temperaturas, comienza su elaboración, en donde en un delicado proceso el ajo termina resultando con sus “dientes negros”.
Esta especia es muy popular en Estados Unidos (black garlic) y se lo puede consumir en platos de alta cocina en restaurantes famosos. El sabor final de este ingrediente es algo ácido y ligeramente dulce, en donde su volumen se reduce notablemente. Es, de hecho, el ajo blanco tradicional sometido a cambios que permiten que se modifiquen sus propiedades y se convierta en un potente antioxidante. A diferencia del ajo normal, tiene como ventajas el hecho de ser menos invasivo y más suave. De manera contraria a lo que indica su apariencia, sabe dulce, con cierto gusto a regaliz y toques de vinagre. El ajo negro puede convertirse en un nuevo aliado para complementar e incorporar en la dieta.
Considerado un súper alimento con propiedades amplificadas, este tipo de ajo caramelizado fue utilizado por primera vez como un ingrediente en la cocina asiática. Fue producto de calentar bulbos de ajo enteros en el transcurso de varias semanas, un proceso que resulta en dientes de color negro. Muchos confunden este proceso con la fermentación, pero no es el caso, dado que no involucra la reproducción de microbios.
Algunas de las propiedades del ajo negro incluyen la mejora de las defensas del cuerpo para combatir enfermedades y otros desequilibrios físicos. Y no se detiene ahí, sino que también es:
- Óptimo para la resistencia física y para combatir los estados de fatiga.
- Antioxidante, que lo convierte en aliado contra el envejecimiento de las células.
- Antibiótico, antiséptico, fungicida y bactericida.
- Un alimento con alto nivel de cisteína, lo cual refuerza su carácter anticancerígeno.
- Bueno para el corazón. Mejora la circulación, ajusta la presión arterial, el azúcar en sangre y los niveles de lípidos. Además, ayuda a reducir el nivel de colesterol.
- Gran asistente para la eliminación de radicales libres, ya que es 10 veces más efectivo que el ajo fresco.
- Un sedante para los nervios.
- Bueno para el asma y los problemas respiratorios.
- Ayuda a combatir el insomnio y el estreñimiento.
Fuente: Infobae.